En un contundente mensaje difundido en sus redes sociales, un aspirante a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) anunció su intención de competir por un lugar en el máximo tribunal. Señaló que no dejará «el camino fácil ni el asiento vacío» y prometió luchar para representar «la voz de la prudencia y la razón» en medio de lo que describió como «una marea de soberbia e insensatez».
El candidato cuestionó la reciente reforma judicial, que busca elegir a los jueces y magistrados mediante votación popular, una práctica inédita en el mundo. Según él, esta medida representa un grave riesgo para la independencia judicial y podría permitir que “intereses del crimen, el poder del dinero o las órdenes del partido oficial” dominen los poderes judiciales del país. Expresó su temor de que esta reforma facilite que “la corrupción sea la única vía de acceso a la justicia”.
Destacó la necesidad de contar con jueces y magistrados “honestos y valientes” que no cedan ante las presiones del crimen organizado ni del oficialismo. Resaltó la importancia de proteger, a través de sentencias sólidas, el medio ambiente, la competencia económica, la justicia fiscal y el debido proceso.
El aspirante subrayó que llevaría a la Suprema Corte una postura de contrapeso, defendiendo derechos y libertades, el cumplimiento de tratados internacionales y la preservación de instituciones históricas, como la familia, la propiedad privada, la representación política y el federalismo. Advirtió sobre el peligro de que una mayoría en el Congreso utilice su poder para imponer una agenda que no refleje la diversidad del país, afirmando que su objetivo en la Corte es evitar que “una mayoría del 54% use la Constitución para desaparecer políticamente al 46% restante”.
El candidato exhortó a la ciudadanía a movilizarse y visibilizar su oposición a la reforma, argumentando que no basta con expresar frustración en redes sociales. “Quedarse en casa no es opción”, expresó, y agregó que no está dispuesto a dejarle a sus hijos “un país menos libre que el que nos dejaron las generaciones pasadas”.
Reconoció las dificultades que enfrentan quienes desean participar en el proceso, calificando las reglas actuales como injustas y comprendiendo la indignación de aquellos que consideran que sus esfuerzos y sacrificios han sido menospreciados por la nueva normativa. Afirmó que, pese a estos obstáculos, su decisión de competir responde al deseo de impedir que “intereses perversos” definan el futuro de la justicia en México.
Finalmente, advirtió que la democracia mexicana se encuentra en una “prueba de sobrevivencia” y que esta puede ser “la última oportunidad para luchar por la razón y nuestras libertades”.