La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha lanzado un severo llamado de atención sobre la situación crítica que enfrentan los migrantes en la Ciudad de México, alertando que la capital del país ya no puede considerarse un santuario seguro para esta población vulnerable.
MSF ha reportado un alarmante incremento en casos de violencia contra migrantes, incluyendo violencia sexual, extorsión y secuestro. En el primer semestre de 2024, la organización documentó 83 casos de violencia sexual, un aumento del 80.43% en comparación con los 46 casos registrados en el mismo periodo de 2023. Según la organización, el 69% de las consultas en sus clínicas móviles están relacionadas con algún tipo de violencia.
Israel Reséndiz, gestor de actividades móviles de MSF, denunció que la negligencia por parte de las autoridades capitalinas ha generado una barrera significativa para que los migrantes accedan a servicios básicos como albergue, atención médica y protección. Reséndiz subrayó que los migrantes que llegan a la Ciudad de México, lejos de encontrar refugio, se ven obligados a vivir en la calle, expuestos a peligros y sin acceso a servicios sanitarios adecuados.
Desde hace varios meses, MSF ha advertido sobre la falta de albergues seguros y dignos en la ciudad, pero la situación no ha hecho más que empeorar. Los intentos fallidos de las autoridades para mitigar la crisis, como el cierre abrupto del albergue en Tláhuac en 2023 y la clausura de la Casa del Migrante en 2024, han dejado a la población migrante en un estado de mayor vulnerabilidad.
Reséndiz también destacó que los albergues gestionados por la sociedad civil están desbordados y enfrentan serios desafíos para mantenerse operativos. Esta sobrecarga ha llevado al crecimiento de campamentos informales en lugares como la Plaza de La Soledad, colonia La Merced, y cerca de la Terminal de Autobuses del Norte. En estos sitios, entre 800 y 1,200 personas, incluidas mujeres embarazadas, niños y adolescentes, sobreviven en condiciones deplorables.
La crisis no sólo afecta el bienestar físico de los migrantes, quienes enfrentan un mayor riesgo de enfermedades respiratorias e infecciones, sino que también tiene un profundo impacto en su salud mental. La incertidumbre sobre su situación y la separación familiar han llevado al desarrollo de trastornos como ansiedad, depresión y estrés postraumático.
MSF hizo un enérgico llamado a las autoridades para que respondan con urgencia y eficacia a las necesidades de esta población, subrayando que la situación actual es insostenible y exige una intervención inmediata.
