El domingo 7 de julio, el Papa Francisco arremetió contra las políticas populistas y lo que denominó «la escoria de la ideología», advirtiendo que la democracia se encuentra en crisis en muchas partes del mundo. Durante una visita relámpago a la ciudad nororiental de Trieste, el pontífice de 87 años expresó su preocupación por el estado actual de la democracia y la exclusión de muchos sectores de la sociedad.
Francisco, en su cuarto viaje dentro de Italia en poco más de dos meses y mientras se prepara para un extenso viaje a Asia en septiembre, habló en una convención católica anual sobre asuntos sociales. En su discurso, destacó que muchas personas se sienten marginadas dentro del sistema democrático, y que los más vulnerables son frecuentemente abandonados.
«La democracia no goza de buena salud en el mundo actual», afirmó, señalando la creciente polarización y el partidismo como síntomas preocupantes. Comparó las ideologías con el flautista de Hamelín, advirtiendo que aunque son seductoras, pueden llevar a la autonegación.
El Papa también abordó la crisis de la democracia sin dar ejemplos específicos de países afectados. Su discurso coincidió con la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia, donde se esperaba que el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN) obtuviera un apoyo significativo, siguiendo el avance de los partidos populistas en las elecciones de la Unión Europea.
«No nos dejemos engañar por soluciones fáciles. Apasionémonos por el bien común», instó Francisco, subrayando el daño causado por la corrupción y la ilegalidad en la política. Además, enfatizó la necesidad de enseñar a los niños los valores democráticos, alertando que la indiferencia es «un cáncer para la democracia».
Más tarde, durante una misa al aire libre, el Papa condenó la complacencia ante la injusticia social. «¿Por qué no nos escandalizamos ante el mal rampante, la vida humillada, los problemas laborales, los sufrimientos de los emigrantes? ¿Por qué permanecemos apáticos e indiferentes ante las injusticias del mundo?», cuestionó.
La visita de medio día a Trieste es parte de una serie de viajes similares que Francisco ha realizado a Venecia y Verona en abril y mayo, y a un discurso ante los líderes del Grupo de los Siete en el sur de Italia en junio. Estas salidas han puesto a prueba su resistencia tras múltiples dolencias el año pasado que en ocasiones le obligaron a reducir su carga de trabajo. A pesar de desplazarse principalmente en silla de ruedas, el Papa se mostró en buena forma.
En septiembre, Francisco emprenderá un viaje de más de 32 mil kilómetros por Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, el recorrido más largo de su papado hasta la fecha.
