La votación para elegir al próximo presidente de Estados Unidos aún no termina, pero ya ambas campañas han lanzado acusaciones de fraude y manipulación electoral, preparando el terreno para una posible disputa legal en caso de resultados cerrados. Donald Trump y su equipo han puesto en duda la transparencia del proceso en estados clave, mientras que miles de abogados de ambos partidos preparan demandas en caso de irregularidades.
En Pensilvania, Trump denunció que el condado de York habría recibido miles de solicitudes de empadronamiento y votos por correo de procedencia dudosa, exigiendo que las autoridades investiguen a fondo. Los republicanos han presentado más de 130 demandas para, según afirman, garantizar la transparencia electoral; sin embargo, los demócratas señalan que estas acciones buscan dificultar la participación en sectores urbanos y de minorías.
Figuras como Stephen Bannon, estratega cercano a Trump, han alentado a declarar victoria anticipada para dar la imagen de una supuesta ventaja. Bannon, recientemente liberado tras cumplir una condena de cuatro meses, recomendó a Trump que proclame su triunfo antes del conteo final, argumentando que esto ayudaría a “proteger” el resultado. Trump, por su parte, sigue insistiendo en que la elección de 2020 le fue arrebatada sin pruebas concluyentes, y sus aliados han impulsado medidas en varios estados para restringir el acceso al voto, especialmente en sectores donde prevalecen los votantes demócratas.
Los demócratas han tomado medidas preventivas, estableciendo la Unidad de Integridad Electoral y reclutando abogados para monitorear el conteo en estados clave. La campaña de Kamala Harris ha diseñado escenarios de contingencia y dispone de una batería de documentos legales para defender sus votos en tribunales.
Preocupación por violencia y seguridad en los comicios
Con el recuerdo del asalto al Capitolio en 2021, crece la preocupación de que la tensa atmósfera pueda desencadenar nuevos episodios de violencia. Una encuesta reciente de The New York Times revela que tres de cada cuatro votantes consideran que la democracia estadounidense está en riesgo, y casi la mitad teme que Trump y sus seguidores recurran a medios ilegales para anular los resultados. En paralelo, el Departamento de Seguridad Interna emitió alertas sobre posibles ataques contra urnas y centros de conteo el día de la elección.
Las tensiones ya se han manifestado de manera violenta. En la última semana, se reportaron atentados incendiarios en casillas de voto anticipado en Portland, Oregón, y Vancouver, Washington. Además, dos intentos de asesinato han tenido como blanco a Trump. Ante estos hechos, las autoridades han pedido a los votantes que usaron las casillas afectadas que emitan un nuevo sufragio para asegurar que su voto sea contabilizado.
Mientras Estados Unidos se acerca a las urnas, la incertidumbre rodea el destino del conteo de votos y la seguridad de los funcionarios electorales. La posibilidad de que todos los votos se contabilicen sin interferencias sigue siendo una preocupación en esta contienda que marcará el futuro del país.
