La ciudad de Grindavik, con aproximadamente 4 mil habitantes, fue desalojada en Islandia debido al temor de una posible erupción volcánica.
El estado de emergencia fue declarado después de fuertes terremotos en la península de Reykjanes, sugiriendo una erupción cercana a Sundhnjukagigar, a unos 3 km al norte de Grindavik.
Inicialmente, se anticipaba que la erupción ocurriría en varios días, pero la actividad sísmica se intensificó, y el magma se acerca a la superficie más rápidamente.
Las autoridades decidieron evacuar la ciudad ante el riesgo inminente. La compleja geología de Islandia, ubicada sobre la divergencia de las placas de Norteamérica y Eurasia, genera constantes movimientos sísmicos y amenazas volcánicas, destacando la necesidad de precauciones y evacuaciones en situaciones de alta actividad geotérmica.