El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja su proyección de crecimiento económico para México este año, situándola en un 2.2%, una disminución de 0.2 puntos porcentuales respecto a su pronóstico anterior del 2.4% en abril.
Petya Koeva Brooks, subdirectora del Departamento de Investigación del FMI, explicó que la revisión se debe a un crecimiento excepcional del 3.2% registrado el año pasado, impulsado por la inversión extranjera en construcción y la expansión de la actividad manufacturera, en gran parte dirigida a satisfacer la demanda del mercado estadounidense. «Ahora, parte de ese impulso se está desvaneciendo o volviendo menos pronunciado, y también refleja la desaceleración en Estados Unidos», señaló Brooks durante la conferencia de Actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI.
Brooks indicó que la inflación en México se ha estabilizado desde mediados de 2023, aunque persisten señales de inflación rígida en los servicios, en parte debido a aumentos salariales. A pesar de esto, consideró que la postura de la política monetaria es adecuada y espera que la inflación vuelva al objetivo para fines de 2025.
En relación con Latinoamérica, Brooks destacó una gran heterogeneidad en las perspectivas económicas de la región. El FMI proyecta un crecimiento del 1.9% para 2024 y del 2.7% para 2025. Países como Argentina se espera que experimenten una desaceleración este año seguida de una recuperación el próximo, mientras que México y Brasil, que registraron un alto crecimiento el año pasado, verán tasas de crecimiento más moderadas este año. Brooks señaló que la región ha mostrado resiliencia frente a la crisis sanitaria por Covid-19 y los shocks posteriores.
Pierre-Olivier Gourinchas, economista en jefe del FMI, informó que la proyección de crecimiento mundial se mantiene en 3.2% para este año y en 3.3% para 2025. Sin embargo, subrayó que las diferencias en el dinamismo de la actividad económica han reducido la divergencia entre las economías. Gourinchas advirtió que la inflación en los precios de los servicios complica la normalización de la política monetaria y podría llevar a tasas de interés más altas durante un período prolongado en medio de crecientes tensiones comerciales e incertidumbre política.
Para gestionar estos riesgos y preservar el crecimiento, Gourinchas recomendó una cuidadosa secuenciación de las políticas para lograr la estabilidad de precios y reconstruir las reservas fiscales mermadas. «La inflación de precios de los servicios lastima la desinflación y complica la normalización de la política monetaria. En consecuencia, aumenta el riesgo de una mayor inflación y se perfila un panorama de tasas de interés más altas durante más tiempo en medio de crecientes tensiones comerciales e incertidumbre al alza respecto de las políticas», concluyó Gourincha.