Quienes todavía no han caído en la cuenta de la inédita situación de violencia y riesgo que ya se vive en el proceso electoral de este año, deberían poner atención a las alertas que se han producido a lo largo ya de varios meses. Las amenazas, atentados y ejecuciones, a plena luz del día, alcanzaron ahora a Gisela Gaytán, hasta ayer, candidata de Morena a presidenta municipal de Celaya, Guanajuato.
Con apenas ocho años de carrera como abogada litigante, su desempeño en la función pública como contralora social en un órgano del Instituto Mexicano de la Juventud y su reciente incorporación a las lides electorales, la joven ayer fue ultimada a balazos mientras llevaba a cabo un recorrido a pie en las calles de San Miguel Octopan, luego de haber visitado el “Mercado Morelos”.
Los dimes y diretes entre los defensores de los partidos políticos, echándose la culpa en redes sociales, unos a otros, sin el menor escrúpulo ni recato, nos dejan ver la poca sensibilidad ante la tragedia de los hambreados de poder, tanto de Morena como del PAN. El asunto central es que una candidata más ha sido asesinada en nuestro país, luego dehaber denunciado amenazas.
La promesa presidencial de que candidatas y candidatos gozarían de protección, para escuchar, luego, el deslinde de la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Isela Rodríguez, derivando responsabilidades entre autoridades federales, locales y municipales, bajo un burocrático protocolo firmado con las autoridades electorales, van en camino de ser letra muerta.
Una promesa más incumplida de Andrés Manuel López Obrador quien, ahora sí, como se trató de una morenista, expresó sus condolencias y lamentó que esto suceda en el país. Irónicamente, después de eso, el subsecretario de Seguridad, Luis Rodríguez Bucio, presentó el informe al que eufemísticamente llaman: “Cero impunidad” (que de entrada está mal escrito, porque lo correcto debería ser “cero impunidades”, pero ya sabe usted que lo correcto y lo legal no es algo que preocupe en realidad al presidente).
De poco o nada sirve que presuma levantarse a las cinco de la mañana para encabezar las reuniones de seguridad y menos cuando cada suceso fatídico lo usa para hacerse la víctima, para decir que sus adversarios magnifican, como si el asesinato, no de Gisela, sino de cualquier persona, fuera un asunto menor.
Las denuncias de candidatas y candidatos de amenazas en su contra se han reproducido en el país como nunca. Si ya las elecciones intermedias de 2021 fueron muy violentas, palidecen cuando sacamos números sobre lo que está ocurriendo en el actual. El estado de Morelos y sus municipios no son para nada la excepción. El año 2024, como lo advertimos desde el año pasado, podría ser calificado como el más sangriento en materia electoral.
Quedó ya muy clara la inutilidad, en la práctica, del discurso presidencial, que cada vez menos gente escucha en las mañaneras.
Y para iniciados:
Hay que poner mucho ojo en los reacomodos, luego de la definición de las candidaturas locales de Morena y el bloque opositor. Ya iremos hablando en los próximos días de personalidades con potencial electoral que fueron recibidos y registrados por otros partidos políticos. Pero, de entrada, le digo que, la inscripción de ciertas candidaturas, darán aNueva Alianza, el Verde y el PT posibilidades de incrementar su votación y hasta ganar algunas posiciones clave para su permanencia y crecimiento.
La información es PODER!!!