El número de desaparecidos tras el devastador terremoto en Japón el 1 de enero se ha triplicado, superando los 300, mientras que el balance provisional confirma la trágica muerte de 168 personas. Una semana después del sismo de magnitud 7.5, 565 personas resultaron heridas y 323 se encuentran desaparecidas, según el reciente recuento de las autoridades locales.
La mayoría de los desaparecidos se concentran en Wajima, una ciudad fuertemente afectada en la península de Noto, donde también se han reportado graves incendios a raíz del terremoto. El desastre desencadenó múltiples corrimientos de tierra, derrumbes de edificios y carreteras en toda la región, incluso generando un tsunami en la costa de la península de Noto.
Las réplicas y la nieve han dificultado las labores de rescate, con socorristas enfrentándose a temperaturas bajo cero y acumulaciones de más de 10 cm de nieve en algunos puntos. Las autoridades advierten sobre el riesgo de nuevos deslizamientos de tierra debido a las precipitaciones, lo que complica aún más la situación en carreteras ya dañadas por el terremoto.
Mientras los equipos de rescate continúan buscando entre los escombros, se estima que más de 2.000 personas, algunas en estado crítico, se encuentran aisladas por carreteras intransitables. Las operaciones de ayuda intentan alcanzar a estas personas, proporcionándoles alimentos y equipamiento.
El gobernador de la prefectura de Ishikawa, Hiroshi Hase, hizo un llamado para «evitar a toda costa las muertes» entre los afectados por la tragedia. Alrededor de 29.000 personas permanecen refugiadas en 404 albergues gubernamentales, buscando asistencia y seguridad tras esta catástrofe de gran magnitud.