Desde inicios de este siglo, ha llamado la atención de los estudiosos de las democracias latinoamericanas el avance de movimientos y líderes políticos que tomaron la bandera de la lucha contra el neoliberalismo. Varias décadas tuvieron que transcurrir para que las izquierdas formularan un discurso que fuera sustituyendo al del socialismo, cada vez menos atractivo y electoralmente rentable.
La idea del progreso, con raíces en el liberalismo económico, es decir, en el capitalismo del siglo XVIII, fue asimilada por las izquierdas para presentarse ya no como marxistas, trotskistas, castristas y demás, sino ahora como progresistas. Las crecientes desigualdades, producto del modelo económico neoliberal, de su fracaso en la promesa de hacer de la libre competencia el camino a la solución de los grandes problemas sociales, la corrupción en las instituciones públicas y privadas, el protagónico papel de los organismos financieros internacionales, siempre al servicio de los intereses del capital internacional, más allá incluso de los intereses de los norteamericanos, dieron a los progresistas un clima político ideal para ir ganando terreno electoral, para ganar gobiernos, bajo la bandera de lucha contra el neoliberalismo, como común denominador.
Y si bien pudieron construir un discurso muy popular, creíble para las masas empobrecidas, una vez siendo gobierno -y eso ha pasado con todos los gobiernos que se han autodenominado progresistas- no lograron acabar con el neoliberalismo, por una razón de fondo: la esencia del neoliberalismo es el mismísimo capitalismo y, para acabar con el neoliberalismo, tendrían que sustituirlo con otro modelo de desarrollo económico. Modelo que no tienen.
Hicieron el intento de construir un modelo propio, tomaron del modelo del Estado de Bienestar, las políticas redistributivas del ingreso, de los añejos modelos de economías centralizadas, la intervención del Estado, del estalinismo soviético el culto a la personalidad de sus líderes mesiánicos y las purgas de adversarios, políticos y mediáticos, disfrazadas de justicia y combate a la corrupción, mientras sus regímenes se comportan tan o más autoritarios y corruptos, así como la militarización en casi todas las actividades económicas y sociales.
Pero no cambiaron al sistema. No refundaron el régimen. No acabaron ni redujeron la pobreza. No eliminaron la corrupción. Todo lo contrario. Fortalecieron al Estado para poder permanecer en el poder. Pero, a todos, también les fue llegando su tiempo, su ciclo en el poder. Hicieron o están haciendo crisis, como en Venezuela, Nicaragua, Perú, Bolivia y Cuba, países donde hay más gente que está peor que antes de la cruzada contra el neoliberalismo.
El sistema político mexicano se resistió todo lo que pudo antes de tener un gobierno que se sumara a la historia de los progresistas latinoamericanos. Como en aquellos, la falta de un modelo económico, de un proyecto de Estado, lo llevará inevitablemente a recorrer el mismo camino. A aparentar que enfrentan al neoliberalismo, mientras siguen siendo parte del mismo capitalismo que no tendrán las agallas de combatir, ante el que, por sus propias contradicciones, están derrotados de antemano. Esperamos que las consecuencias no sean tan funestas, trágicas e intensas como lo han sido en otras latitudes, pues lo que ha presentado AMLO como “la vía mexicana”, no es más que demagogia, fácilmente detectable.
Y para iniciados
Ya quedó lista la conformación de la nueva Legislatura de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión. Destacan algunos casos que iremos tratando en este espacio. Oscar Daniel Martínez Terrazas, derrotado en las urnas, libró el ser acusado de cachirul por hacerse pasar como indígena, pues llega por la vía plurinominal. El PRI, fiel a su tradición del amiguismo y el compadrazgo, tendrá como diputado por Morelos a un hijo del exgobernador oaxaqueño, Murat, que también la libró porque originalmente pretendían mandarlo a competir en un distrito, candidatura que habría perdido de calle. Y los de Morena, que en su casa los conocen y les hablan de tú. Ahora nos preguntamos, ¿tratarán de legitimarse en sus cargos o harán la de siempre de no aparecer hasta las próximas elecciones?
¡Que tenga un excelente día!
La información es PODER!!!
