Hoy han regresado a las aulas, no sabemos en este momento qué tantos de los 30 millones de escolares de los niveles básico, medio y medio superior del sistema de educación pública en México.
Las consideraciones al respecto son varias. Van desde los argumentos de la UNICEF, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, y su apoyo para la vuelta a clases presenciales, las posiciones de los especialistas, hasta los dislates de Andrés Manuel López Obrador, su secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez y, por supuesto, las explicaciones de Hugo López-Gatell, que de plano rayan en la estupidez.
Ya lo había dicho antes, pero el 15 de octubre de 2019 AMLO insistió en que “Nada de que el presidente no sabía, no se enteraba, lo engañaban, eso es falso, el presidente de México está informado de todo lo que sucede”.
Ya después, dijo que no sabía nada de la renuncia de su secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.
Tampoco de la renuncia, a mediados de enero de este año, de la encargada del Programa Nacional de Vacunación, Miriam Esther Veras Godoy cuando, por cierto, AMLO espetó “No tengo conocimiento de eso, es Salud, yo a ella no la traté de manera directa”.
Y varias más, sólo que la que más importa el día de hoy es que tampoco estaba enterado de la carta compromiso que la SEP había incluido en el Decálogo para el regreso a clases presenciales, a fin de responsabilizar a los padres de familia o tutores de lo que llegara a pasar a los educandos, por la que la maestra Delfina se llevó una reprimenda mañanera del presidente y la mandaran a corregir la plana.
Esperemos que no salga el presidente con que tampoco sabía que por decisión de la SEP no se cerrarán escuelas aunque se registren contagios, ni lo de López-Gatell, que en una de sus conferencias vespertinas afirmó que era mejor esperar a que la mayoría de los alumnos de una escuela estuvieran contagiados para tomar la decisión de cerrar, lo que a leguas es estúpido, pues todo lo contrario de romper las cadenas de contagios promueve no la inmunidad colectiva, sino lo que podríamos llamar la contagiadera del rebaño.
Los argumentos serios para el regreso a clases presenciales los expuso la UNICEF, haciendo énfasis en la mitigación de riesgos de contagio, que no son posibles de cumplir por las autoridades educativas mexicanas, al menos no para muchos miles de planteles escolares, ni con toda la buena voluntad y cooperación de los padres de familia y del personal docente.
Habrá que ver qué centros escolares logran, como lo suponen las recomendaciones de la UNICEF y la OMS: Todos, subrayo, todos los niños, niñas y adolescentes que regresen a la escuela cuenten con los servicios adaptados necesarios para satisfacer sus necesidades de aprendizaje, salud, y bienestar psicológico y social; todos, subrayo de nuevo, todos reciban apoyo para recuperar el aprendizaje perdido y; todo el personal docente, vuelvo a subrayar, todo el personal docente esté preparado y apoyado e incorpore las tecnologías digitales a su docencia.
No se necesita un análisis a fondo para saber que estas condiciones no se cumplen en la inmensa mayoría de los planteles escolares públicos en México, no en los urbanos y mucho menos en los rurales. Encima, el regreso en pleno pico de la tercera ola de contagios -en contra de la recomendación de los especialistas de esperar al menos un mes-, con un muy lento proceso de vacunación y una autoridad educativa tan limitada como la maestra Delfina, nos lleva a tener que prepararnos no para que desciendan los contagios, como lo espera López-Gatell, sino para un posible escenario al que, como dije arriba, pudiéramos llamar el contagiadero del rebaño.
Y para iniciados
No se engañen ni quieran engañar, diputadas y diputados salientes. La verdadera intención de apresurar los acuerdos y las votaciones no es cumplir con lo que no cumplieron en dos años o más, ni no dejar pendientes a sus relevos. En realidad, están haciendo su último esfuerzo por repartir el poco pastel que les queda, distribuyendo posiciones conforme a los intereses y compromisos que tienen, ya bien entre sus grupos o con sus patrones, que no son el pueblo. La mayoría de estos recientes nombramientos tienen un muy mal tufo, y más los que están por realizar el día de hoy.
¡Que tenga un excelente inicio de semana!
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