El gobernador estadísticamente peor calificado entre todos los del país, Cuauhtémoc Blanco Bravo, con datos que se pueden verificar a lo largo de más de cinco años en los estudios presentados por cualquiera de las casas encuestadoras que usted indique, presentó ayer su quinto informe de gobierno.
Quizá los mandatarios de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, y el de Zacatecas, David Monreal Ávila, puedan pelear los últimos lugares en algunos rubros de las evaluaciones demoscópicas y en los reportes del INEGI y del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública del gobierno federal, pero en las mesas de las familias morelenses, en los centros de trabajo, los restaurantes, cafeterías y en las calles, no le hacen sombra.
La opinión de los ciudadanos acerca de la gestión de Blanco Bravo entre los morelenses es mayormente negativa. Y tal como ha sucedido en estos años, ni las campañas mediáticas, ni la propaganda, pagada o no en las redes sociales, logra revertir lo que el pueblo piensa, siente y expresa.
Veamos algunos ejemplos al respecto:
Cuauhtémoc Blanco presumió que en su administración se ha trabajado en forma honesta y transparente, obviando las denuncias, que se quedaron sin investigar y llegar a fondo, sobre el famoso Caso Primavera, donde estuvo involucrado su exjefe de oficina, el otrora poderoso, José Manuel Sanz Rivera. Los señalamientos por más de tres mil cien millones de pesos de recursos federales, cuyo uso y destino no ha terminado de ser aclarado ante la Auditoría Superior de la Federación. Y, claro, la reciente denuncia por la red de nepotismo, donde figuran múltiples nombres de sus familiares, tema sobre el que simplemente ha hecho mutis.
Y ya ni hablemos de la época en que, para arreglar cualquier negocio con el gobierno, la recomendación en privado era: “habla con Ulises”. ¡No, si nos queda claritita la honestidad y transparencia!
Justificó la inexistencia de importantes obras de infraestructura, calificándolas de “vistosas y poco funcionales” para llevar a cabo muchas pequeñas obras. Pero ¿no será que con ello pueden evitar las engorrosas y poco prácticas licitaciones públicas?
¿Ya se le olvidó la carencia de láminas, engomados y tarjetas en Movilidad y Transporte, la pésima planeación presupuestal que lo ha orillado a no poder funcionar sin las libres transferencias de recursos, sus continuas y normalizadas ausencias, la nula efectividad del mando coordinado para prevenir la comisión de delitos, entre muchos otros rubros?
Sobre la baja en los indicadores de delitos de alto impacto, ya ni hablemos, pues las propias estadísticas gubernamentales lo desmienten de tajo. Eso de que se ha trabajado respetando el Estado de Derecho y apegado a la legalidad, ya lo veremos los próximos dos años, cuando se conozcan los resultados de las auditorías y se desahoguen las carpetas de investigación a que haya lugar.
Eso sí, el pueblo, y mayormente los empleados de gobierno a los que se permitió la entrada, disfrutaron mucho de la verbena y la música, pero del informe quién sabe si hoy todavía se acuerden.
Y para iniciados:
Llama la atención la lista de quienes asistieron en calidad de invitados especiales al informe de Cuauhtémoc Blanco. Es sabido que el presidente de la República, dependiendo de qué y de quién se trate, envía en su representación a diferentes funcionarios. Eso da una idea del respaldo y el reconocimiento a la importancia que se da desde Palacio Nacional. Bueno, pues no hubo ni un solo funcionario de primer nivel, a lo más una subsecretaria y un gobernador. Ya queda menos tiempo y esperamos pronto desearle lo mejor como exgobernador, en su regreso a la Ciudad de México.
La información es PODER!!!