Los trapitos sucios del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, se van conociendo. En las últimas semanas se han ido documentando una serie de indicios sobre anomalías que podrían ser constitutivas de delitos como los que el fiscal señala, investiga y persigue. Más que otros miembros del gobierno de López Obrador, muy cercanos y de confianza del presidente, se ve muy difícil, pero muy difícil, que prosperaran juicios de procedencia en su contra. Y quizá no se trate de los multimillonarios casos de corrupción, en dólares, como el de Odebrecht, sino de algunos cuantos millones de pesos, pero que deberían ser investigados si de verdad la Cuarta Trasformación fuera lo que dice ser.
Todo parte de las actividades personales del hoy fiscal general. Una, de hace bastantes años es la duda que surgió sobre sus publicaciones, pues fue señalado de haber cometido plagio en un libro de 1967. Al final del debate al interior de la comisión especial del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que evaluaba la posibilidad de subirlo de nivel, en su calidad de investigador nacional, fueron filtrados a la prensa documentos que ponen en duda su calidad moral y revelan las inconformidades de esa comunidad científica, ahora objeto de severas acusaciones y descalificaciones, que encabeza AMLO desde la mañanera.
En 2017 acusó del asesinato de su hermano, Federico, a tres mujeres, entre ellas a la hoy suegra del actual gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, caso por el que han trascendido cuentas bancarias en el extranjero, en las que Gertz Manero ocultaba recursos, según las denunciantes, claro, usando prestanombres, no de las cantidades de los mega actos de corrupción en Pemex, pero que no dejarían de ser susceptibles, al menos de investigación.
La disputa por el control de la Universidad de las Américas en Puebla, en la que Gertz Manero demanda la propiedad para el registro y uso de la marca comercial del mismo nombre, a través de quien fuera su apoderado legal hasta el 13 de junio de 2018, justo después del triunfo electoral de López Obrador, y hoy funge como titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales. Ese es otro tema muy controversial.
Y, por supuesto, no podemos dejar de mencionar la casa en Las Lomas, que Gertz Manero no ha declarado entre sus bienes, cuya propiedad tiene origen en una compra que efectuó la Universidad de las Américas, bajo el argumento de pagar al hoy fiscal un adeudo. La investigación de la revista Proceso revela que de acuerdo con el folio 461377 del Registro Público de la Propiedad, el inmueble adquirido en 2012 y que seis años después pasó a ser propiedad del vecino de al lado, o sea de Gertz Manero, tiene un valor de casi cinco millones de pesos, pero sabemos que el valor debe ser mayor en términos reales y actuales.
Así como con otros funcionarios de la autodenominada cuarta trasformación, las dudas, los indicios y las evidencias muestran un gobierno federal y funcionarios protegidos por el poder presidencial, y por sus propios cargos y fueros, sin que nada pase, sin que se investigue formalmente.
Y para iniciados
Las esposas de los presidentes mexicanos siempre han sido objeto de comentarios de uno u otro tipo, muchos de ellos producto del imaginario popular, a veces de mal gusto, pero siempre muy creativos. El sexenio pasado los mexicanos tuvieron a su neoliberal Gaviota, para saciar la sed de chisme y morbo. Ahora, el presidente popularizó el mote de La Zopilota, pues quienes no sabíamos que así la apodaban, ahora ya nos enteramos, gracias al diálogo circular de las mañaneras y en voz del propio Andrés Manuel, a quien no sabemos cómo le haya ido después de la lectura completa de un tuit que, si él no lo retoma, habría pasado desapercibido.
¡Que tenga un excelente inicio de semana!
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