Por: El Gallegoso
Decía Joaquín Sabina que tenemos más de cien palabras y más de cien motivos para no cortarnos de un tajo las venas. Comienzo a contar…
Esta semana fue una tormenta para los mexicanos. Mientras medio país se desmoronaba, vimos al amoroso Adán, sí , el que estaba de encargado de la política interior del país, discurrir en el Monumento a la Madre como fiambre en caldo. Dio un discurso bajo la lluvia que fue a la vez fugaz pero inolvidable para el tabasqueño. Arengó sobre el deleite que será mantener la continuidad de la cuatroté mientras sus invitados, incrédulos y un tanto incómodos escurrían sus ropas, se secaban la lluvia ácida de las orejas y extrañaban la compañía de Andrea, la simpática.
Hablando de simpatías, mientras Claudia derrochaba carisma (como yo me gasto los pasos de baile cada viernes en la Condechi) el Metro sucumbía ante los sabotajes del VandAlito. Porque todos sabemos que es más criminal el lado cómico de La Doctora®️ que dejar sin mantenimiento al Sistema de Transporte Colectivo durante todo un sexenio.
En el otro lado del ring, Xóchtil Gálvez cumplió su palabra e interpuso dos denuncias: la primera por uso indebido de recursos públicos y la segunda por violencia política de género en su contra ya que desde Palacio Nacional El Único le ha procurado más ataques a su candidatura presidencial que esfuerzos contra los grupos criminales. Evidentemente hay prioridades para el elector en jefe de la nación. Mjú.
Allá, en Guanajuato, el carnal Marcelo presentó su plan ANGEL (Avanzadas Normas de Geolocalización y Seguridad) para brindar la seguridad que tanto anhelan esos conservadores que siempre quieren mantener lo que su aspiracionismo les hizo acumular.
Sorprendió la propuesta de traer a México tecnología de punta que llevará a la aprehensión de delincuentes gracias al reconocimiento facial y al «reconocimiento morfológico de delincuentes por su forma de caminar». Ajá. Así como lo ayen: Sí, joven, lo detuvimos porque camina como macuarro.
No cabe duda que hay ganas (ustedes sabrán de qué) pero el dios Tlaloc dispuso otra cosa, y se llevó las palabras bienintencionadas con su generosa lluvia, confundida ya entre los mares de saliva de nuestras aguerridas corcholatas y los ríos de tinta de esos que le gusta derrochar al doctor Monreal, quien -por cierto- presentó su enésimo libro, que es a la vez biografía y «Propuesta Del México Que Queremos».
En Tlajomulco, Jalisco, seis personas perdieron la vida y 10 más resultaron heridas en el ataque con una mina terrestre a un vehículo. Los espectros del mal anduvieron sueltos y solo se oia a lo lejos los lamentos de Llorona: ¡Ay mi barditaaaaa! -¿Sí se oye?- ¡Un cartelito aunque sea para Ricardoooo!
Juro que si no nos dan miedo los muertos, nos aniquilará el terror de subirnos al Metro de la cedemequis.
Ante este río revuelto, hubo unos oportunistas legisladores de oposición que osaron sugerir la desaparición de poderes en la entidad que gobiernan (es un decir) los Salgado Pineda.
Sustentaron sus neoliberales acusaciones basados en minucias como tan solo cinco mil pobladores de los municipios de Quechultenango, Mochitlán y Chilpancingo, que tomaron las calles, replegaron a más de 500 policías antimotines estatales y de la Guardia Nacional e ingresaron a la capital para exigir la liberación de dos dirigentes detenidos el pasado miércoles -presuntamente- con drogas y armas. Como los guerrerenses no se andan con tonterías, para demostrarlo, se robaron un rhino, un vehiculo blindado pues, e irrumpieron en el Palacio de Gobierno de Chilpancingo.
La audacia de esta sugerencia prestidigitadora de poderes estatales dejó a los morenistas muy ardillos, pues juran que en Guerrero hay sobrada gobernabilidad. Y si no, que le pregunten a la alcaldesa Otilia, cuyo escritorio seguramente ya no está en llamas.
Sobran tragedias qué narrar pero este texto no puede tener más palabras (¿Ya rebasamos las cien?) que lectores, así que mejor aquí le paro. Hasta pronto.
