Irán, una república islámica en el Medio Oriente, desencadenó preocupaciones globales luego de un sorpresivo ataque con drones contra Israel, lo que ha avivado temores de una escalada bélica en la región. Aunque México se encuentra a más de 12 mil kilómetros de distancia de territorio iraní, los cárteles mexicanos han sido señalados por supuestos nexos con organizaciones terroristas como Hezbolá.
Según la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), los posibles vínculos entre el crimen organizado mexicano y grupos iraníes se han materializado a través de las Fuerzas Quds, una rama de la Guardia Revolucionaria encargada de operaciones especiales en el extranjero, e incluso con terroristas.
Los informes de la DEA sugieren que las Fuerzas Quds negociaron con integrantes de Los Zetas en 2011, con el objetivo de asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos. Manssor Arbabsiar, ciudadano iraní nacionalizado estadounidense, mantuvo varios encuentros en México para reclutar sicarios y perpetrar el atentado.
Arbabsiar incluso solicitó sicarios con conocimientos sobre el uso de explosivos, ofreciendo 1.5 millones de dólares como pago. Este individuo, identificado por la DEA, es primo de un comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Kenneth Tovo, ex subcomandante del Comando Sur de Estados Unidos, advirtió sobre los presuntos vínculos entre Hezbolá y cárteles mexicanos. Según Tovo, el grupo terrorista, apoyado por Irán, se beneficia del tráfico de drogas y el lavado de dinero.
Las investigaciones estadounidenses revelaron que el Cártel de Sinaloa, bajo el liderazgo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, extendió sus operaciones hasta Medio Oriente, estableciendo acuerdos económicos con organizaciones terroristas como Hezbolá y Al Qaeda.
Desde 2009, la DEA ha advertido sobre los lazos entre Hezbolá y los cárteles mexicanos, particularmente para obtener información sobre rutas de contrabando hacia Estados Unidos. Además, se sospecha que grupos terroristas financiados por Irán obtienen ganancias a través de asociaciones con cárteles colombianos.
Estos indicios subrayan la complejidad y la amenaza que representan los posibles vínculos entre el crimen organizado mexicano y las organizaciones terroristas internacionales, lo que plantea desafíos significativos para la seguridad regional y global.