El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró que no se arrepiente de haber ordenado el asalto a la Embajada de México en Quito para detener a Jorge Glas, ex vicepresidente durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017), quien había recibido asilo del gobierno mexicano.
En una entrevista con el canal australiano SBS, Noboa afirmó que, aunque fue una decisión difícil, considera que México violó convenciones internacionales al ofrecer asilo a Glas. Argumentó que su gobierno actuó ante la posibilidad de que Glas intentara escapar.
«Nuestra decisión fue difícil, pero necesaria. Condenamos el uso de embajadas como refugio para criminales», enfatizó el mandatario ecuatoriano, haciendo referencia a la Convención sobre Asilo de Caracas, que prohíbe otorgar asilo a personas procesadas por delitos comunes.
El asalto a la embajada generó una condena casi unánime por parte de la comunidad internacional, que criticó la violación de la inviolabilidad de una sede diplomática. Sin embargo, Noboa sostiene que su gobierno actuó en respuesta a la situación.
Esta declaración marca la primera interacción del presidente ecuatoriano con la prensa desde el inicio de la crisis diplomática con México.