Durante el presente verano, hemos sido testigos de la degradación del poder. El triunfo del oficialismo, en vez de enaltecer la política, sus voceros la vuelven expresión de bravata y nominaciones morralla.
La vergonzante defensa del presidente totalmente palaciego para con Nicolás Maduro, le sirve para esconder el “golpe de Estado técnico” en la conformación del Congreso de la Unión.
Las tres intervenciones ilegales de la secretaria de Gobernación, Maria Luisa Alcalde para “dar línea” de cómo quiere el mandatario saliente la integración de la Cámara de Diputados, así lo demuestra, aunque no corresponda con lo expresado en las urnas.
El asesinato el mes pasado de dos dirigentes empresariales, Julio César Almanza Armas y Minerva Pérez Castro, por denunciar actos el crimen organizado, sin una respuesta pública vigorosa, revela complacencia o timoratez gubernamental.
Hecho contrastante con la actuación expedita para encontrar a quienes dieron muerte a un colaborador del próximo secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch.
Esta actitud timorata del habitante temporal del palacete, espera sentado, después de siete días, la respuesta del gobierno de Estados Unidos sobre la forma en que detuvo a dos de los dirigentes del Cártel de Sinaloa.
La aceptación sin chistar del ejecutivo sin nombre y sin palabra, al argumento “caídos del cielo” de las autoridades norteamericanas, en relación con el arresto de Ismael Zambada y Joaquín Guzmán López, es sospechosa de todo sospechosismo.
La especie o conseja de que el casi ya no mandatario mexicano tuvo financiamiento del Cártel de Sinaloa, podría explicar el misterio de la detención en territorio gringo de “El Mayo” y de uno de los “Chapitos”.
Mientras la bruma de intereses impide que se despeje esta incógnita, la extorsión por parte del crimen organizado y grupos delincuenciales se ha enseñoreado en todo el territorio nacional.
Para no quedarse atrás, la virtual presidenta Claudia Sheinbaum respalda y réplica las declaraciones o los ominosos silencios de su pronto predecesor, que no sólo le deja su legado, sino le delega funcionarios y proyectos inconclusos.
Así los nombramientos morralla de Arturo Zaldivar y Leticia Ramírez, que de ser titulares en la Corte y en Educación, pasarán a ocupar coordinaciones de medio pelo, encargos más acordes a sus verdaderas capacidades.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La “mancha” de Segalmex, no es la única ni la más cuantiosa expresión de corrupción del presente sexenio y por la cual el ejecutivo totalmente Palacio Nacional dejó de ondear el pañuelito blanco.
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@Edumermo