El Gallegoso
A sus 89 años falleció Porfirio Muñoz Ledo, tal vez la única verdadera oposición en estos tiempos donde todos los políticos -hasta los panistas- ahora dicen ser de izquierda, porque nadie quiere ser considerado un conservador.
Aun siendo morenista y con décadas cercano a partidos como el PRD, Muñoz Ledo fue el único que se encargó de denunciar los errores de la 4T.
Puso en la lupa una y otra vez las pifias y contradicciones de la política migratoria que criminaliza a los que dejaron su lugar de origen, una persecución que finalmente -como una terrible profecía- se tradujo a finales de marzo en la muerte de 40 migrantes en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua.
El político morenista (fue embajador, diputado, senador, secretario de Estado, militante priista ¿Quién de los que hoy se dicen transformadores no fue priista?) recriminó en entrevistas que este gobierno se ha dedicado “a masticar carne de migrantes centroamericanos, mexicanos y de otros países para entregarlos a la opinión pública de Estados Unidos, violentando a nuestra Constitución y a la Convención de Marrakech en materia de una migración ordenada, segura y regular”.
También criticó los coqueteos del crimen organizado con algunos candidatos de Morena y la fallida estrategia de abrazos no balazos que hoy tiene al país con más de 150 mil homicidios, siendo junio un mes tan letal que 2303 personas fueron asesinadas, es decir más de 76 muertes violentas diariamente.
Muñoz Ledo fue la piedra en el zapato del obradorismo. Fue un aliado que no dudó en criticar las yerros de una 4T plagada de mitos y contradicciones. Valioso en estos tiempos de cobardes donde todas y cada una de las corcholatas se empeñan en convencer a la galera quién es más leal al proyecto del presidente López Obrador bajo la bandera de continuidad, porque este es un barco donde no hay espacio para la autocrítica, aun cuando parezcan ir directo al iceberg.